martes, 12 de mayo de 2015

MONITO VERDE

 
En la selva hubieras pasado totalmente desapercibido, tu color camuflado entre lianas y hojas de palmera. Ni bien te vi, supe lo mucho que le ibas a gustar, lo fuerte que te abrazaría y lo bien que quedarías en su cuarto; por eso ya no estás, sonriente y laxo, en la vitrina de ese kiosco porteño. 
Lo admito: en el cuarto de mi sobrina hubieras quedado mejor. De ahí que mire a la cangura roja, y no sin culpa, le haga sitio junto a vos en mi valija. 


©Mariángeles Abelli Bonardi
  Buenos Aires, 9 de mayo de 2015

4 comentarios:

  1. Hola Mariángeles, es muy tierno y conozco ese sentimiento de tanto placer que nos da comprar regalos para los seres que amamos y la ilusión con la que los llevamos, ansiosos por entregarlos y ver la alegría de los que los recibirán. Es muy lindo el mini. Cariños

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    1. Muchas gracias, EDITH. Totalmente de acuerdo con vos; entre las cosas más placenteras que hay está la de escoger personalmente un regalo y dárselo a los seres queridos, más aún si son niños.

      Me complace que el mini sea de tu agrado.

      Cariños,
      Mariángeles

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    2. Regalos que nos alegran, muñecos que parecen tener vida. La magia que contagian los niños, la suerte que atesoran quienes los tienen cerca.
      Un abrazo, Mariángeles, creadora y amiga

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    3. Así es, ÁNGEL; en ocasiones los muñecos parecen más vívidos y humanos que nosotros, los humanos mismos; no es de extrañar que a los niños les gusten tanto.
      El monito verde me enamoró. Ya no soy una niña, pero mi debilidad por los muñecos de peluche se mantiene intacta. :)

      Otro abrazo para vos.

      Cariños,
      Mariángeles

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