Seis de la tarde. Hay olor a lluvia. Tía Teddy
estaciona el Fiat rojo y nos ayuda a bajar. Ni bien abre la puerta, ya sin
guardapolvos, atravesamos el comedor a la carrera.
El aroma
del aceite perfuma la cocina; la Mema nos recibe con las manos enharinadas. —¿Cómo están, mis chiquitines? — nos saluda, cariñosa; hurguetea en los cajones y
saca tres delantales.
Acercamos unas sillas y nos paramos arriba; en la mesada hay un bollo para cada uno. Mientras nos peleamos por usar el palote, los nudosos dedos de la Mema sumergen en la olla los primeros cuadrados de masa. La miramos hacer, fascinados; el crepitar del aceite se mezcla con el de la lluvia. Hundimos las cucharas en el plato, y con generosas nevadas de azúcar, rebozamos las tortas fritas.
Acercamos unas sillas y nos paramos arriba; en la mesada hay un bollo para cada uno. Mientras nos peleamos por usar el palote, los nudosos dedos de la Mema sumergen en la olla los primeros cuadrados de masa. La miramos hacer, fascinados; el crepitar del aceite se mezcla con el de la lluvia. Hundimos las cucharas en el plato, y con generosas nevadas de azúcar, rebozamos las tortas fritas.
©Mariángeles Abelli Bonardi
En Twitter soy @queenmab1974
16 de febrero de 2014
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16 de febrero de 2014
Con este microrrelato participo en "Trabajando con los sentidos I", la propuesta creativa del blog El Fantasma de la Glorieta. Para ver de qué se trata, hagan clic en http://elfantasmadelaglorieta.blogspot.com.ar/2014/02/trabajando-con-los-sentidos-1.html