martes, 8 de marzo de 2022

HAIJIN

 

Antes de su experiencia, él los rechazaba todos. Eran meramente conceptuales, faltos de sentimiento, teñidos de una astucia que no casaba con ellos… 

Ella ya gozaba de buena fama entre sus lectores, no obstante, se sentía insatisfecha. Quería que fueran genuinos, que merecieran ese nombre, ¿pero cómo expresarse más genuinamente?

Sintiendo el kimono enguantado, Chiyo se dispuso, una vez más, a escribir sobre el tema que le diera el maestro: esa ave que cantaba toda la noche en vuelo, que era tan difícil de oír y de ver…

Ajena al paso del tiempo, se obligó a pensar… El haiku, como el Zen, aborrece el ego, debe estar libre de todo artificio, y fue entonces, al ver que amanecía y que las paredes de papel habían comenzado a iluminarse, que los versos fluyeron como el agua…

Cuando se los mostró al maestro, él los aceptó inmediatamente: 

“Cuco, cuclillo:

llamándote acá espero; 

y así amanece.” 


©Mariángeles Abelli Bonardi

Neuquén, Patagonia Argentina


Publicado en "8M-2022, Escritoras Latinoamericanas". Para descargar la antología, hagan clic aquí