Barita mágica. Ése era todo el secreto. Apenas una fina capa de pigmento en el rostro y voilà, podía ser quien quisiera: faraona de mirar oblicuo, cortesana de elocuentes ojos rasgados, condesa veneciana, mujer watusi lista para la boda o la guerra...
Mientras la máscara se secaba, terminó de vestirse y luego completó la transformación con rimmel. Se alejó unos pasos del espejo y miró en detalle: se las vio negras, bien negras. Tan negras como la ocasión lo ameritaba. Sintió escalofríos de contento. La faraona, la cortesana, la condesa, la watusi... todas ellas la habían llevado a ese instante, ese instante de sublime perfección. Tomó su guadaña, cortó el aire para comprobar el filo y entonces, sólo entonces, salió a la calle.
(c)Mariángeles Abelli Bonardi
En Twitter soy @queenmab1974
Con este microrrelato de mi autoría participé, bajo el pseudónimo Hueso, en el Monstruoscopio 2017 del blog-concurso Esta Noche Te Cuento, certamen de relato corto para mesilla de noche.
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