En el formulario a llenar, podía leerse:
Marque
con una cruz, según corresponda:
□
Universo existente
□
Universo paralelo
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¿Existente? Él existía; de eso no había duda.
¿Paralelo? ¿Paralelo con respecto a qué?... ¿O acaso era A QUIÉN?
Cayó en la cuenta de que, a ambos lados del cubículo, tras los vidrios polarizados, podía haber otro universo frente a un formulario idéntico, preguntándose exactamente lo mismo.
Se aterró. Hasta entonces, se había creído único.
Mientras fingía concentración, aguzó el oído: a izquierda, nada; a derecha, tampoco. El oficial de inmigración comenzaba a impacientarse. Para ganar tiempo, dejó caer el bolígrafo, y al agacharse a levantarlo, revisó: Vía láctea, galaxias, agujeros negros... traía todo.
Volvió al formulario: sólo dos opciones. La primera era incuestionable; la segunda lo intrigaba profundamente... ¿Había otro? ¡¿OTROS?! ¿Cómo saberlo? Estuvo a un tris de preguntar, pero el tipo lo miró tan mal que se abstuvo.
- En un minuto, cierro. Decida ya o se queda aquí, varado.
Universo existente. Universo paralelo. Un minuto para decidir. Se encomendó al Creador - quienquiera que fuese - y marcó dos cruces: una en cada casillero.
©Mariángeles Abelli Bonardi
Noviembre 2016
Con este microrrelato participo en "Esta noche te cuento", certamen de relato corto para mesilla de noche. Mi trabajo y la foto que lo acompaña responden al tema "18 de diciembre, Día Internacional del Migrante".
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¡Que lo disfruten!
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