Pudo haber sido
uno de ellos
en el campus,
la biblioteca,
el aula
y el pupitre.
Ensimismada,
se inclina sobre el
libro
y mata el tiempo
que
la erosiona.
©Mariángeles Abelli
Bonardi
27 de noviembre de
2014
Imagen tomada de Twitter
(Gárgola que lee, Balliol College, Oxford, UK. Foto: Piers Nye)
Has convertido a un ser inerte en algo vivo, eso sólo lo hace quien tiene magia en las palabras.
ResponderBorrarUn abrazo, Mariángeles
¿Qué responder a palabras como ésas? El "GRACIAS" se me queda corto, ÁNGEL.
BorrarOtro abrazo para vos, M.
Profundo y hermoso, Mariángeles.
ResponderBorrarDesde la quietud, tu gárgola comparte mucha de su sabiduría.
¡Sigue así!
¡Muchas gracias, VICENTE! Es que las gárgolas, cuanto más quietas, más sabias son. Me alegra que te parezca hermoso el poema.
BorrarCariños,
Mariángeles
El tiempo puede que se mate pero el alma renace y se aviva con la lectura.
ResponderBorrarMe encantan las gárgolas de cualquier índole pero esta que nos regalas me puede rechiflar.
Besos de gofio.
"El alma renace y se aviva con la lectura", una frase totalmente cierta que sólo alguien que lee (que lee mucho) podría decir.
BorrarQué gusto, GLORIA, que te encante la gárgola; a mí me robó el corazón desde el mismo momento en que la vi y, a cambio, me inspiró el poema ;)
Otro beso para vos,
Mariángeles
Desde la quietud, la gárgola de tus versos nos comparte un poco de su sabiduría.
ResponderBorrar¡Felicidades, Mariángeles! Es hermoso y profundo.
Vicente.
¡Muchas gracias, VICENTE! Las gárgolas suelen ser parcas, pero si se trata de sabiduría, versos e historias, no dudan en compartirlas a quien sabe escuchar ;)
BorrarMe complace que el poema sea de tu agrado.
Cariños,
Mariángeles