Sin perder el eje vertical, iluminada por los reflectores, deliberadamente serena contra el fondo de lona rayada de la carpa del circo, agita la pañoleta. La pañoleta cae; ahora es pájaro de seda que entra en el ojo. Ojo y pájaro se vuelven uno. Uno alza la mano. La mano lo arropa. Lo arropa hasta que vuela contra el fondo de lona rayada de la carpa del circo y vuelve a la mano de quien sigue allí, deliberadamente serena, iluminada por los reflectores, sin perder el eje vertical.
©Mariángeles Abelli Bonardi
Con este microrrelato de mi autoría participé a distancia de la Primera Suelta de Microcuentos en el Museo Nacional de Bellas Artes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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