lunes, 27 de mayo de 2024

GRUPO DE APOYO


Para no ser menos que los kalópsicos, que veían bellas fealdades muro de por medio, habían creado el suyo, y desde entonces, la asistencia había crecido hasta llenar la sala.
Cómodamente sentados, chupando caramelos de miel, solían empezar los más chicos: que cómo habían llenado de goles el arco del otro equipo, que cuánto se habían reído a costas de tal o cual, que cuánto miedo metían y lo mucho que les gustaba hacer bullying… Los adultos aplaudían viéndoles futuro, y buscaban, por su lado, hacer escuela: había quien filmaba vergüenzas y fracasos para luego subirlos a las redes sociales, y los más hipócritas planeaban resonantes estafas sin la menor compasión… ¿Por qué no disfrutar del sufrimiento ajeno, si para eso estaba? La alegría inocultable de saber en desgracia a aquel envidiado, el sádico placer de enterrar el cuchillo en otro cuerpo, el político deleite de saberse seductor e impune… La reunión se cerraba con broche de oro, ese proverbio que el grupo ya se sabía de memoria:

«Cuando cayere tu enemigo, regocíjate,

y cuando tropezare, que se alegre tu corazón,

para que el Diablo te mire,

y así le agrades.»


©Mariángeles Abelli Bonardi
Abril 2024

Con este microrrelato, inspirado en el concepto de SCHADENFREUDE (del alemán, "Alegría por el mal ajeno"), participé en el concurso de relatos cortos, "Esta Noche Te Cuento".

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