jueves, 25 de enero de 2018

ORFANDAD



“El guardián me hizo permanecer de pie en un descampado que se encontraba junto a la puerta. El sol de las tres de la tarde proyectaba con nitidez mi sombra sobre el suelo.”

El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas,
de Haruki Murakami, p.93


     Cuando emergió del lago, el recuerdo del cuchillo del guardián, desgajándola de su cuerpo, empezó a dolerle menos.
    Se aproximó a esa ciudad, que nunca había visto, y caminó pegada a los muros. Acaso recalaran allí todas ellas, las desgajadas, para darse consuelo. Para darse cuenta de que su orfandad no era el fin, sino el principio de su propio mundo. Un mundo sin murallas, ni atalayas, ni guardianes que temer… Un mundo a su medida. ¿Pero cuál era la medida de una sombra? Quizás la respuesta la tuviera ese hombre, el del paraguas, que caminaba indeciso, como buscando algo…
   Con apenas un vistazo, ella supo qué. Se acercó despacio, le besó la nuca y, delicadamente, fundió sus pasos con los de él.


©Mariángeles Abelli Bonardi
Enero 2018


Con este microrrelato, inspirado en la foto en blanco y negro de Tom Waterhouse, participo en el concurso de relatos cortos "Esta Noche Te Cuento".

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2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. ¡Muchas gracias, PATRICIA RICHMOND! Me alegra sobremanera que te parezca hermoso.

      Otro abrazo para vos,
      Mariángeles

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